La ubicación de Adjuntas como punto intermedio entre Utuado y la costa Sur, era propicio a principios del siglo XIX para la concentración de vecinos en ésta región; motivados tal vez por la fácil apropiación de terrenos; las riquezas que les proporcionaba la naturaleza, la abundancia de aguas y árboles para ser usada en la fabricación de casas y para la venta. El comercio ilícito es visto también como móvil del asentamiento de los pobladores de Adjuntas. Este comercio se hacía con extranjeros a través de los puertos de la costa sur, quienes vendían animales y alimento a cambio de géneros textiles y herramientas. La proximidad de éste tráfico, quizás explique la temprana concentración de vecinos en la región de Adjuntas, por lo que en 1805 se estableció una capilla. Los vecinos solicitaron de las autoridades eclesiásticas la erección de una nueva parroquia, ya que la distancia hacía difícil la administración: de los auxilios espirituales a los feligreses; a tal efecto eligieron como su representante a Don Diego Maldonado.
El 11 de agosto del 1815 se marca como la fecha de la Promulgación de la fundación del pueblo adjunteño, como hemos visto en el tema de la fundación.
El 20 de agosto del mismo año, el Presbítero Don José Policarpo Pérez, lleva al Presbítero Don Pedro Antolín de Rivera, cura Rector de la Matríz de Utuado, la documentación para que fuese aprobada y firmada, a lo que procedió de inmediato.
El 24 de agosto, regresa el cura Policarpo Pérez al “pueblo”, para la ya nueva Parroquia; inspeccionó su iglesia y los ornamentos y demás utensilios, más hallándola con el aseo y desencia posible, la bendigo según el ritual romano; celebrando luego la santa misa y dedicación del templo, a los santos patrones San Joaquín y Santa Ana, exhortando a la frecuencia de los Santos Sacramentos y asistencia a los oficios; para que quedara perpetua constancia, lo firmó en éste pueblo, la fecha del 24 de agosto de 1815, siendo testigos, el Teniente a Guerra Don Juan José Vázquez, Don Tomás de Torres, Don Juan de Torres, Don Domingo Santaella, Don Antonio Colondres, Juan Serrano, Miguel Serrano, Juan Guillermo de Torres, Don Manuel González, Martín de Torres, Don Diego Maldonado y otros varios que por no saber firmar no lo hicieron y de lo que el cura dió fé.