CAFRES
Sabia Usted?
1999 – ADJUNTAS
LOS ADJUNTENOS SON CAFRES
Por: Alexis Morales-Cales
Antes de ofenderse, lea bien el artículo.
Sepa usted que en siglos pasados se le llamaba Cafrería a una región de África. Esta región está bien definida en un libro publicado
en Europa 1880, titulado LAS RAZAS DEL MUNDO, y hasta donde sé, solamente hay una copia en Puerto Rico y la tiene el Lcdo. Edric Vivoni. A los residentes de esa región se les llamaba CAFRES.
Ahora bien, contrario a lo que se cree en el pueblo, la palabra CAFRE no debe tomarse como insulto. Porque las tribus cafres eran reconocidas como gente inteligente, de mucho talento artístico y habilidad para materias difíciles. En tiempos de la esclavitud, se trajo
a Puerto Rico una cantidad grande de cafres. Sin embargo, estos fueron de poca utilidad en la costa, pues a pesar de ser fuertes y saludables, eran también de genio fuerte y difíciles de esclavizar. Por lo tanto, según revelan documentos antiguos, se dio la
advertencia de no traer más negros cafres. Entre otras cosas, se decía que eran «orgullosos, pues quieren bañarse cada rato».
Muchos hacendados de la costa vendieron sus esclavos cafres a los hacendados cafetaleros, a precio de liquidación.
En los pueblos de la montaña había intermediarios de los vendedores de esclavos, de modo que podemos entender por qué en un pueblo montañoso como Adjuntas existía la esclavitud. El 15 de marzo de 1871, se anotó en el registro de esclavos de Arecibo una de esas inhumanas ventas. Un señor de apellido Clasen inscribió un esclavo. El esclavo se llamaba Evangelista, de 31 años, alto, hijo de la negra Francisca. La esposa del esclavo se llamaba Estefanía (en muchos casos se hacía algo así como una oferta de «con la compra del esclavo le regalamos una negra hermosa«). Así de cruel como parezca, así eran las compraventas de esclavos y el comercio de estos como mercancía de la costa a la montaña.
El 22 de marzo de 1873 se abolió la esclavitud, y según el libro MI PUEBLO ADJUNTAS, de Rafy Mirabal, quedaban en este pueblo 31 esclavos. Entre éstos debía estar el mencionado Evangelista, que aparentemente vivía en Limaní. Al darse la libertad, solamente cuatro esclavos firmaron contratos con sus dueños y 27 firmaron con otros hacendados. Lo cual nos indica cuán bien se sentían en donde estaban. No sabemos si Evangelista se quedó en Limaní, pero el documento de su compra fue hallado gracias al paso de «Georges», que sacó a la luz documentos antiguos de la Hacienda Oliver. Lo que sí sabemos es que aquellos esclavos liberados se mezclaron con el resto de la población. Aquellas mujeres de las tribus cafres eran muy atractivas para los hombres, y los hombres cafres eran muy hábiles conquistando (lo que hoy día llaman «labiosos»). Así las cosas, todos los adjunteños tienen al menos un negro entre sus antepasados. Aún las muchachas mas rubias y de ojos azules de Adjuntas pueden decir con orgullo que tienen sangre cafre.