Recibe nuevo hogar a los 115 años

Doña Delia, a sus 114 años recibe nueva casa.
Doña Delia Torres Rivera, quien se cree tiene 114 años, recorre la nueva vivienda que se construyó al lado de la vieja casucha de madera. (tony.zayas@gfrmedia.com)

ADJUNTAS – La centenaria Delia Torres Rivera parecía ajena a la casa que pisaba descalza. “Yo no vuelvo para acá”, expresó mientras con una mano sujetaba el pedazo de tubo que usaba de bastón.

La mujer pisaba lo que será su nuevo hogar. La recién construida vivienda deberá sustituir la maltrecha casa de tablas en la que vivía desde 1933, enclavada en lo alto de una montaña de piedras y tierra rojiza en el barrio Vegas Arriba, en Adjuntas.

Atrás dejaría la casa donde nacieron sus nueve hijos, entre ellos José Méndez Torres, de 73 años y quien vela por ella. La mujer enviudó en 1968.

La estructura remendada con madera se le estaba cayendo encima. El Nuevo Día visitó a doña Delia en febrero de 2013 y el municipio prometió a construirle una casa.

La promesa se cumplió el viernes cuando le entregaron la nueva vivienda. El alcalde  Jaime Barlucea  reconoció que doña Delia “vivía de una manera inhumana” junto a su hijo, de 73 años. Destacó que la antigua vivienda “no tenía arreglo”.

Empero, no fue doña Delia quien reflejara alegría por el nuevo hogar. “Esta casa es para mi mamá y para mí”, dijo el hijo mientras mostraba los dos dormitorios, la  sala, el comedor, la cocina y  el baño. “Está formidable, súper bien. No puedo quejarme”, dijo el hombre que vive del Seguro Social y el Programa de Asistencia Nutricional.

La vivienda fue equipada con juegos de sala y comedor nuevos. También estrenarán estufa de gas y camas. La nevera, un cuadro de una casa muy similar a la de esta familia y una foto familiar que ahora cuelga de una de las deterioradas paredes en madera serían llevados a la nueva vivienda.

La antigua casa no será demolida. El hijo de doña Delia quiere que el tiempo se encargue de echarla al piso. “Ella no quiere que la tumben. Esa casa tiene madera antigua”, dijo.

El alcalde volvió a comprometerse con esta familia, esta vez, en arreglar las escaleras para llegar a la vivienda. Informó que le colocarían un pasamanos y que asfaltarán el camino hasta este hogar.

La casa fue construida aledaña a la vieja estructura para de esa forma alterar lo menos posible el estilo de vida y costumbres de la centenaria mujer, quien cumple 115 años el próximo 10 de enero.

El hijo de doña Delia explicó que lo único que tiene para evidenciar la edad de su mamá es la tarjeta electoral. No tiene certificado de nacimiento. Tampoco hay un documento en la iglesia que confirme la edad.

Doña Delia, quien tenía una laceración en el brazo izquierdo porque se escapa y se va a caminar por el vecindario, no sostiene una conversación. Apenas escucha.

Le gusta caminar descalza el vecindario, algo que puede lograr tras bajar más de medio centenar de escalones. “Ya casi no la dejo bajar”, dijo el hijo.

La rutina de esta diminuta mujer comienza a las 5:00 a.m. A esa hora el hijo se levanta y prepara café. Luego vela que no se le escape a andar.

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